viernes, 14 de octubre de 2011

BATALLA DE HASTINGS

BATALLA DE HASTINGS



La Batalla de Hastings fue un enfrentamiento decisivo entre las tropas de Harold II, último rey sajón de Inglaterra, y los invasores normandos del futuro Guillermo I de Inglaterra. Se decidió el 14 de octubre de 1066 en Hastings, cerca de Londres, y terminó con la aplastante victoria de Guillermo. Harold II murió en la batalla y con él el dominio sajón sobre Inglaterra, que a partir de entonces quedó unida políticamente al Ducado de Normandía, en el norte de Francia. Las disputas en torno al gobierno de este último territorio serían las causantes últimas de la Guerra de los Cien Años entre las coronas de Francia e Inglaterra.

Antecedentes
La primera invasión normanda se produjo en medio de serias disputas sobre quién debía ser el nuevo rey de Inglaterra. A la muerte de Eduardo el Confesor en 1066, el nuevo trono quedó vacante, ya que Eduardo no tenía hijos. Los nobles sajones se reunieron entonces en el Witenagemot (asamblea general) y eligieron como nuevo rey a Harold Godwinson, conde de Wessex y victorioso general en las guerras contra Gales y Escocia. A éste le unía además un ligero parentesco con Eduardo, pues era su cuñado.


Naturalmente, no todos veían esta sucesión con buenos ojos. Durante el reinado de Eduardo habían proliferado las rencillas entre los sajones y los normandos, los descendientes de los antiguos conquistadores vikingos de Inglaterra. El propio Eduardo se había mantenido en el trono gracias al apoyo danés, y también se encontraba emparentado con el duque Guillermo de Normandía (descendiente a su vez de vikingos y primo de Eduardo) y con Harald III, rey de Noruega y Dinamarca.
Guillermo de Normandía era bastardo y, por tanto, no podía acceder al trono. No obstante, Eduardo tenía tan buena relación con él que llegó a prometérselo antes de morir. Además de este pretexto, Guillermo contaba con la ventaja que le brindaba el apoyo de la Iglesia de Roma (que buscaba aumentar su influencia en un reino sin religión oficial como Inglaterra), de los nobles anglonormandos y de algunos sajones importantes, entre ellos Tostig Godwinson, conde de Northumbria y hermano de Harald.


Harald III fue el primero en mover ficha, invadiendo Inglaterra desde el norte con una flota de 300 barcos y 5.000 hombres, a los que se unieron los apoyos brindados por Tostig. Sin embargo, cuando su ejército marchaba hacia el sur para tomar Londres, los hombres de Harold II le salieron al encuentro y entablaron dura batalla sobre el puente de Stamford, cerca de York, el 25 de septiembre. La batalla de Stamford Bridge finalizó con una aplastante victoria de los sajones, en la que murieron 4.500 invasores noruegos (incluido Harald) y se destruyó el 90% de su flota; se la considera por ello el ocaso de las invasiones vikingas. Los escasos 500 supervivientes embarcaron en los 30 barcos restantes y volvieron a Noruega después de que el hijo de Harald, Olaf —que sobrevivió a Stamford Bridge, donde luchó junto a su padre—, firmara una declaración en la que se comprometía a no invadir Inglaterra jamás.


El peligro vikingo había quedado conjurado y ya sólo restaba esperar movimientos de Guillermo. Éste, quien ya estaba planeando la invasión mientras Harald y Harold aún combatían en la isla, reunió un ejército de 7.000 hombres que embarcaron en 600 naves con la finalidad de atravesar el Canal de la Mancha. Se desconoce el número de caballos que se incorporaron al ejército de Guillermo, pero se sabe que fue una gran cantidad, no acostumbrada en la logística de la época. Hasta entonces nadie había embarcado tantos equinos con vistas a una invasión pero, a pesar de las críticas, Guillermo fue consciente del importante papel de la caballería en las operaciones militares. Este hecho resultó, a la postre, decisivo en el enfrentamiento con los sajones y determinante para la victoria normanda. El 28 de septiembre desembarcó en Pevensey (Sussex). Al poner el pie en tierra, se cuenta que Guillermo perdió el equilibrio y cayó de bruces en la arena, frente a la mirada atónita de sus soldados. Éstos interpretaron la caida como un mal augurio en su invasión. No obstante, uno de sus nobles se apresuró a salvar la incómoda situación diciéndole «Ahora tiene en sus manos la tierra de Inglaterra». Frase de oportunidad que inspiró al Duque de Normandía, quien pronunció unas palabras para, dando solemnidad a tan involuntario acto, tomar posesión de Inglaterra en tanto sostenía en su mano un puñado de arena de la playa. Posteriormente, sus tropas se dirigieron al norte hasta Hastings, en el camino de Londres, donde decidió acampar. Se construyó entonces un fuerte de madera de gran tamaño como base para las tropas.

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